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RECONOCER LA ENFERMEDAD

Reconocer la enfermedad es el primer paso.

Hay que saber decir ‘tengo anorexia’ al igual que alguien depresivo puede decir ‘tengo depresión’ y otros pueden decir ‘tengo ansiedad’.

‘Tengo anorexia’ no va a hacer que empeore de un día para otro, no te hará adelgazar instantáneamente o engordar los kilos que tanto miedo te da ganar, 

‘Tengo anorexia’ no va a hacer que te quieran menos o te miren mal

‘Tengo anorexia’ no va a convertirte en una enferma

Ya lo estabas antes de decirlo y ‘tengo anorexia’ es solo el primer paso para dejar de serlo.

Hace un año, volví a casa de un campamento mucho mas delgada y comiendo menos que cuando me fui. Mi madre noto todo esto y me dijo q había q ir al médico, que estaba enferma.

Negada a reconocer que el problema era mío, que lo que hacía no era ni sano ni normal tuve que ir a ver a mi pediatra, la que, tras pesarme y hablar conmigo escribió un informe en el que decía ‘Padece de un trastorno de conducta alimentaria’, anorexia.

Según mi opinión la pediatra era una mujer que nunca había sabido lo que era verse mal, y yo, veía la intención de adelgazar como algo normal y no como una enfermedad. Lloré durante horas, enfadada con mi madre, la médico y la situación hasta que, días más tarde, empece a tratarme y a a asistir a médicos sin aún haber reconocido el ‘tengo anorexia’ que se me había dicho semanas atrás.

Al no reconocer la enfermedad, no hacía caso a los médicos porque ‘no había nada que curar, nada de lo que recuperarme’, yo ‘solo quería estar más delgada’. Cuando empecé a comer por obligación, a no hacer deporte y a finalmente recuperar algo, tuve la mínima lógica como para recapacitar sobre lo poco que había estado comiendo, y me di cuenta de que sí, estaba enferma. Cuando tener que comer supuso llorar y sufrir ataques de pánico diarios, me di cuenta de que sí, estaba enferma y necesitaba salir.

Cuando reconocí mi enfermedad empecé a darme cuenta de lo mal que lo estaba pasando, de lo duro que era y de que el simplemente estar sana me costaba más que nunca. 

Cuando reconocí mi enfermedad y me di cuenta de lo duro que era, empecé a querer salir.

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